Primavera y Venezuela

En este lado de la luna las huellas de la primavera se abren paso.
En este blog debería haber una entrada para su bienvenida.
Pero es difícil hoy sentir la primavera cuando en Venezuela 32 venezolanos han sido asesinados durante las manifestaciones.
Difícil sentir primavera ante las represiones brutales contra manifestantes.
Ante las imágenes grabadas y difundidas, de detenidos apaleados por la Guardia Nacional y de civiles paramilitares afines al régimen, que entran a su antojo a los centros de reclusión para torturar a los estudiantes detenidos.
Difícil pensar en renacimiento cuando el hampa campea a sus anchas, como antes, más que antes, emulando la vieja canción de amor.

El régimen de Maduro ante micrófonos llama al dialogo pero arremete con armas, con distorsión de la ley aplicada por jueces complacientes. Y mientras vocifera estar siendo victima de un Golpe de Estado lento, con delirio apura ante la debacle del país, el proyecto socializante de los hermanos Castro a fin de convertir a Venezuela en otra Cuba. Proyecto que fue rechazado por los electores en un referendum del año 2007

Dos alcaldes electos destituidos y enviados a la cárcel por no reprimir con violencia a los manifestantes que arman barricadas.
Kilométricas colas para adquirir pocos alimentos. Pero reseña la prensa que el viernes llegan de Argentina, 80 toneladas de material antimotín.

El experimento chavista va dejando al descubierto jirones de un país con un potencial envidiable, hoy convertido en un monumental fracaso.
Y asustado como fierra acorralada, arremete contra el despertar de una sociedad que escuchó por 15 años que somos dos bandos diferentes, dos clases de venezolanos, dos sociedades irreconciliables, mientras que la delincuencia se cobraba cientos de miles de vidas sin distingo social, sin hacerle caso a su discurso divisorio.

No niego que deben quedar chavistas honestos en Venezuela. Y en estos días deben estar pensando al ver las inmensas marchas opositoras, que si todos los que protestan son ricos y clase media acomodada como vocifera el régimen, ellos, son los únicos que quedaron excluidos de la fortuna y padeciendo los efectos del gran derrumbe y la gran mentira.

Siento que los venezolanos hoy, desgarrados por todos nuestros muertos, los que nos robó la delincuencia y los que nos roba el régimen de Maduro en las manifestaciones,  quisieran como yo, esconderse en los versos de Auden. 

"Parad todos los relojes, cortad los teléfonos,
Impedid, con un jugoso hueso, que el perro ladre,
Callad los pianos y, con un apagado tamborileo,
Mostrad el ataúd, dejad que las plañideras se acerquen.
Que los aviones hagan círculos, gimoteando, sobre nosotros,
Garabateando por el cielo el mensaje: Ha muerto,
Poned crespones en los cuellos blancos de las palomas,
Dejad que los guardias de tráfico porten guantes de algodón negros"

Pero solo son versos y no nos podemos morir en su sentimiento, ni hacer que el mundo se detenga ante el dolor.
Porque la vida continua a pesar de tanta injusticia, de tanta sinrazón  y a veces, la esperanza triunfa.
Y pensando en esperanzas, en primaveras, yo nunca sabré si Sakineh Mohammadi Ashtiani, habrá leído esos versos de Auden en su sufrimiento.
Tampoco ella nunca sabrá, que en esta ventanita de sueños y poesía  cruzó alma y dedos esta aprendiz de vida,  para que cambiara su suerte cada vez que releía una vieja entrada con su terrible historia.
Pero ante tantas malas noticias, ayer sentí brisas de primavera.

Sakineh Mohammadi Ashtiani, la mujer condenada por adulterio en Irán,  a ser lapidada, ¡ha sido indultada!
No se conoce si de manera temporal o permanente- algo no extraño en países donde impera el terror- pero se sabe que se encuentra en este momento fuera de la prisión de Tabriz.
Ha sido un triunfo de la presión internacional, de las las organizaciones pro derechos humanos, de sus hijos, que nunca abandonaron la lucha por su mamá. ¡Un triunfo de la esperanza!
Ojalá que esta primavera, se instale definitivamente en esta mujer, que por años, ha sentido las garras de la  injusticia en su piel y en su alma... y en todos los venezolanos.