
martes, 29 de julio de 2008
El mismo sol.

martes, 22 de julio de 2008
La Luna
cuelo por pequeñas
rendijas de tu estancia
suaves sombras de gris plata
y tus paredes
con noches de gala y estreno recreo.
Tus íntimos deseos en mi palidez reflejas
y despierta sueñas de amor
bailando rituales sobre mi milenario suelo.
Tus lágrimas hacen acopio en mis ríos
cuando las ilusiones se quiebran en la impiedad .
En la profundidad de la noche
siglos y estrellas acompañan
y cansada de tanto vivir amores que me son ajenos
sólo el lago cristalino de mi se apiada
besando mi soledad de amor
LA LUNA
sábado, 19 de julio de 2008
Nacio un lucero
domingo, 13 de julio de 2008
EL ESPEJO DE PENELOPE.

Inmóvil y guardado por perfecto
ovalo dorado, reflejo todo
con exacta y parca realidad.
No otorgo punto de subjetividad.
No soy cruel, tampoco amoroso.
No sé de envidia, ni de generosidad.
Desde la misma pared medito años
con la vieja ventana, y dese el
verde ápice que de ella asoma,
me visto con diferentes matices
de verde intensidad.
A veces unas rosas en mi reflejo
se regodean, esperando con las
horas, su inevitable marchitar.
Sólo la oscuridad me separa
por momentos de la realidad.
Me he bebido tus lágrimas.
Me ha opacado el aliento de tu risa.
Te he visto envejecer y el paso del
tiempo, he mostrado con veracidad.
Pero tú sientes que es crueldad y
decidiste quedarte en el ayer.
Y cada vez que te miras en mí,
sobre mi objetivado, construyes
tu propio adjetivado sin razón.
Y me das la espalda y con la luna
y las estrellas, creas sueños que
yo no puedo reflejar.
No entiendes que sólo soy realidad.
El Espejo.
texto:Gizela Rudek
domingo, 6 de julio de 2008
El gris de la despedida
Viene muy bien maquillada en tonos grises.
Los instala como si fuera su casa, sobre la retina del alma. Va borrando uno a uno, todos los colores que ayer nos soñamos robando al amanecer.
Solemos cruzar mares de instantes que saboreamos eternos, en la ingenuidad de una pasión, para terminar en medio de otro espejismo, quebrados y apaleados.
Y de nuevo se abre la vieja herida en algún poema escrito sobre papel estrujado.
O en el pomo roto de una puerta cerrada a doble llave de olvido.
A veces, simplemente mirando la garúa a través del cristal brumoso de una vieja ventana.
Igual que aquel
último temprano
De nuevo frente
a un café
La transparencia
aroma recuerdos
Lejana evocación
Una mentira
Remontan vagos
los repasos
Todo se hila
teñido de adiós
Un último
suspiro
soledad